miércoles, 12 de mayo de 2010

El mundo Azteca.



Diego Rivera realizó pinturas murales en el Palacio Nacional, sede del Gobierno de la República en la Ciudad de México. En este mural de 1942 muestra una visión personal sobre lo descrito por los conquistadores españoles que conocieron el mercado de Tlatelolco en 1519.

Sueño de una tarde dominical en Alameda Central.




Esta obra originalmente fue realizado por Rivera para un hotel de la ciudad de México, el Hotel del Prado (destruido en los sismos de 1985) actualmente este fresco está ubicado en el Museo Mural Diego Rivera, creado especialmente para preservar el mural.Diego Rivera representó como figura principal a la Calavera Catrina (la muerte), vestida muy elegante, con la serpiente emplumada -representación mítica esencial de la cultura prehispánica de México-.
Es una obra originalmente creada por José Guadalupe Posada, artista que destaca en la creación mexicana de fines del siglo XIX y principios del XX, el se encuentra tomando el brazo de la catrina. Rivera plasma como personajes centrales de la obra a Posada y la Catrina, debido a que este fresco está dedicado a este gran artista, considerado él más importante grabador mexicano y a quien Rivera siempre reconoció como su gran inspiración.Se observa también a "Diego niño", autorretratado así y a sus espaldas Frida Kahlo.

Diego Rivera


http://www.epdlp.com/pintor.php?id=354

Diego Rivera expresa en cada una de sus obras las ideas y esperanzas de la Revolución Mexicana, utiliza la técnica del fresco que consiste en pintar sobre una mezcla de cal y arena mojada, para que el color penetre y al secarse quede fijo

Videos acerca de Diego Rivera

Diego Rivera se interesó vivamente en la política y en sus composiciones murales, históricas o simbólicas, resuena la voz de la prédica social-revolucionaria y de la resistencia a la opresión extranjera.Los murales que Rivera pintó en México lo hicieron tan famoso que se convirtió, no sólo en jefe de escuela pictórica, sino también en líder político.

http://www.youtube.com/watch?v=MJ7eiE8ulOAhttp://www.youtube.com/watch?v=FqGEDGDZP0U

http://www.youtube.com/watch?v=hL9JLugE8s8

http://video.google.com/videoplay?docid=-6753028141785731137


La aportación de la obra de Diego Rivera al arte mexicano moderno fue de gran importancia fue un pintor revolucionario que buscaba llevar el arte al gran público, a la calle y a los edificios, manejando un lenguaje preciso y directo con un estilo realista, pleno de contenido social.

sábado, 8 de mayo de 2010

La Pintura Mural Mexicana

La Revolución Mexicana no sólo provocó profundos cambios políticos al derrocar la dictadura del general Porfirio Díaz, sino también hizo posible la transformación de la sociedad mexicana.


Las manifestaciones de este cambio se pueden observar prácticamente en todos los aspectos de la vida y, por supuesto, de manera muy clara en las expresiones artísticas y culturales.

Arte y Educación
Una vez terminada la lucha armada, fue inminente la reconstrucción del país. El general Álvaro Obregón, electo presidente en el año 1920, consideró que la educación era el medio más adecuado y eficaz para pacificar al pueblo que apenas salía de un periodo de barbarie y violencia.

A partir de esa profunda convicción, el general Obregón nombró como secretario de Educación Pública a José Vasconcelos, quien al enfrentarse al problema de cómo educar a un pueblo cuya inmensa mayoría era analfabeta, encontró en el arte una serie de cualidades que lo hacen un medio adecuado para transformar a la población.




Los Murales del Pueblo
El movimiento muralista abarcó prácticamente medio siglo, de 1920 a 1970. La pintura mural mexicana como expresión artística y política fue una respuesta que puso al arte y la cultura al servicio de la sociedad y del gobierno revolucionario.

Los principales representantes de esta corriente pictórica, a instancias del secretario de Educación Pública, utilizaron los muros de varios edificios públicos para plasmar sus ideales, señalar y denunciar a los explotadores del pueblo trabajador, de los campesinos y de los obreros.



Como movimiento artístico contrario a los dictados de un academicismo ya obsoleto, las obras del muralismo mexicano, plasmadas en grandes muros de edificios como el de la Secretaría de Educación Pública y el de la Escuela Nacional Preparatoria, pertenecían al pueblo.

Construir Nuestra Identidad
A través de la pintura mural mexicana también se buscó un elemento para unir a la sociedad y construir una identidad nacional común. La pintura mural reconoció que los mexicanos, sin excepción, tenemos un pasado indígena, compartimos una misma historia y cultura como elementos constitutivos de nuestra nación.


Los Muralistas
El muralismo mexicano influyó fuertemente las expresiones pictóricas de muchos de los artistas latinoamericanos e incluso norteamericanos, al ser el hilo conductor que reunió las más variadas expresiones políticas.

Entre los principales muralistas destacaron Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Pablo O’Higgins, estadounidense nacionalizado mexicano y discípulo de Diego Rivera, quien participó activamente en el ambiente cultural y político del país.


Autor: Leticia Barragán López

Los murales, una expresión social


La Escuela Mexicana de Pintura se caracteriza por las inquietudes sociales que surgieron con el triunfo de la Revolución de 1910 y por la aparición de la pintura mural.

José Vasconcelos (al frente de la Secretaría de Educación en 1921) pidió a Ignacio Asúnsulo y a Diego Rivera que regresaran a México. El primero llevaba dos años de estancia en Europa; el segundo, dieciocho. Vasconcelos quería impulsar un proyecto cultural y artístico que pudiera restituir una identidad nacional; así que ofreció a estos dos pintores el edificio de la Secretaría de Educación para un trabajo bien remunerado. Ignacio Asúnsulo dispuso libremente, para sus trazos, del espacio exterior de la Secretaría de Educación; Diego Rivera, en cambio, eligió los muros del interior del edificio.

Un poco más tarde, José Clemente Orozco, recién llegado de París, comenzó a trabajar en los murales del Hospicio Cabañas de Guadalajara y en los del Hospital de Jesús, en la capital de la República.

Con la Escuela Mexicana surgió una nueva generación de artistas, conformada por jóvenes herederos de la educación porfirista, pero que, hacia los años veinte, regresaron de Europa, donde habían terminado su educación artística, con nuevas propuestas estéticas.

El año de 1921 marcó, en la historia del arte mexicano, el inicio de viejos proyectos nacionalistas planteados por los liberales desde el triunfo de la República en 1867 y por los revolucionarios triunfantes, que dejaron impreso su tono ideológico en la Constitución de 1917. Dicha Escuela nació entonces como un fenómeno de renovación general de la cultura y el arte: se transformó en un movimiento colectivo y, a la vez, encerró las características particulares de cada artista: Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Ignacio Asúnsolo, Roberto Montenegro, Jean Charlot, Ramón Alva del Canal, Fermín Revueltas, Julio Castellanos, Juan O´Gorman, Leopoldo Méndez (grabador) y Luis Ortiz Monasterio (escultor).



En 1923, Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros habían terminado sus primeros murales; mientras, Roberto Montenegro y Xavier Guerrero pintaban otros en la Hemeroteca Nacional (Antigua iglesia de San Pedro y San Pablo), Roberto Montenegro pintaba el despacho del Secretario de Educación Pública y Fernando Leal comenzaba un mural en el patio de San Ildefonso.

A Jean Charlot, formado en Francia pero de origen mexicano, y a Ramón Alva del Canal les correspondió haber iniciado los temas históricos, que tanta importancia tuvieron en ese movimiento.


Sin embargo, el tema de la socialización en el arte fue sufriendo transformaciones. Cuando concluyó el gobierno de Lázaro Cárdenas, en 1940, se llevó a cabo en México la Exposición Internacional de Surrealismo, que vino a formular nuevas tendencias pictóricas (aunque en esos tiempos no se pudieron desplegar plenamente).

Durante el período de la "Guerra Fría" entre los países socialistas y capitalistas, Estados Unidos instrumentó eficaces políticas de influencia en América Latina. No es casual que, por ello, a partir de la década de los cincuenta, la Escuela mexicana haya sufrido una fractura en su temática.

En 1952, Rufino Tamayo fue comisionado para la ejecución de dos murales en el palacio de Bellas Artes, los cuales desarrolló con elementos nuevos.




En 1953, aparecieron en la escena de la plástica mexicana José Luis Cuevas, Matías Goeritz y Carlos Mérida, entre otros. La administración de Miguel Salas Anzures en Bellas Artes (1957-1961) fue una piedra angular para el desarrollo de estos pintores, pues apoyó, junto a exposiciones extranjeras, las nuevas tendencias plásticas, antagónicas a la vieja Escuela Mexicana surgida en los años veinte.

Los cincuenta constituyeron un parteaguas en la historia de la pintura mexicana, pues con los jóvenes pintores de esos tiempos se produjo una nueva etapa, caracterizada por temas como el jazz, los rascacielos de Nueva York, las formas y las expresiones de culturas ancestrales, la artesanía popular, la escuela del Bauhaus y el barroco mexicano.



Si en la década de los veinte la plástica mexicana se caracterizó por los temas revolucionarios, históricos y sociales, la de los cincuenta ofreció una amalgama cultural, mezcla de un aire cosmopolita, tendencia expresionista y un marcado acento poético.

Consúltese:

Artes de México. 50 años de arte mexicano. Publicación bimestral. Núm. 38, México, mayo de 1962.

Historia del arte mexicano. Arte Contemporáneo. México, Salvat, SEP, 1982.

Hurlburt, Laurance. Los muralistas mexicanos en Estados Unidos. México, Edit. Patria, 1989.

Diego Rivera


Pilar del muralismo mexicano, Diego Rivera combino su producción como muralista, dibujante, maestro y escritor con una intensa actividad política.

Su nombre completo fue Diego María Concepción Juan Nepomuceno Estanislao de la Rivera y Barrientos Acosta y Rodríguez. Él y su hermano gemelo, Carlos María, nacieron en diciembre de 1886 en León, Guanajuato. Carlos falleció en 1888 y Diego quedó como hijo único de Diego Rivera y María del Pilar Barrientos.

A los 10 años empieza a tomar clases nocturnas en la Academia de San Carlos de la ciudad de México; entre sus profesores destacan Santiago Rebull y José María Velasco, aunque una de las influencias más decisivas en el desarrollo artístico de Rivera fue haber trabajado en el taller del grabador José Guadalupe Posada.

En los últimos años del Porfiriato, el gobierno de Veracruz le otorga una beca para consolidar su formación artística en Europa, inicialmente en la escuela de San Fernando de Madrid, España, para luego realizar diversos viajes por Francia, Bélgica (donde conoce a Angelina Beloff, quien sería su pareja durante 12 años), Holanda y Gran Bretaña, hasta llegar a París en 1911 y entrar en contacto con diferentes corrientes artísticas, incluyendo las que en ese momento atraían más a las jóvenes generaciones.



A su regreso a México en 1921, es invitado por José Vasconcelos para integrarse a la representación de la historia del pueblo mexicano, sus leyendas, costumbres y tradiciones, aprovechando los muros de los diferentes edificios públicos en los que tanto el campesino como el obrero adoptarían las ideas para reforzar su identidad nacionalista.

Diego Rivera fundó junto con José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros un movimiento pictórico al que se le dio el nombre de Escuela Mexicana de Pintura.

Conoce a Frida Kahlo en 1928 y se casa con ella al año siguiente; la retrata en distintas obras, como "Visión política del pueblo mexicano" (1928) y "Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central" (1947-1948). Fue como el matrimonio de una rana y una golondrina: dos seres de diferentes esencias, pero que conocieron juntos el significado de la palabra amor.


Son muestra de sus obras en México los murales de Palacio Nacional, los del Instituto Nacional de Cardiología, los del Hospital La Raza del Instituto Mexicano del Seguro Social, los de la poza del "Cárcamo del Río Lerma" de Chapultepec; la fachada del Teatro de los Insurgentes, el Estadio Olímpico de la Universidad Nacional Autónoma de México; en cuadros de tamaño menor son típicos sus alcatraces.

Rivera fue un personaje en cuya vida había siempre espacio para las mujeres y la polémica, por ejemplo en 1930 fue a los Estados Unidos, donde pintó murales en San Francisco, Detroit y para el Rockefeller Center en Nueva York ,que fue destruido por que en él aparecía el retrato de Lenin (tal proyecto se encuentra ahora en el Palacio de Bellas Artes); por otro lado, en el Hotel del Prado realizó una pintura en la que aparecía la frase: "Dios no existe", que posteriormente fue eliminada.


En 1955 acude a la entonces Unión Soviética donde se cura del cáncer que padecía, dos años después una enfermedad en las venas le provoca un coágulo de sangre que le impide mover el brazo derecho. Posiblemente el mismo problema le provoca un ataque al corazón, causa por la que se despide de la vida el 25 de noviembre de 1957, en su estudio de San Ángel de la ciudad de México.

Autor: Antonio Cedeño
Imagen: Detalle de pintura de Diego Rivera
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